Hoy la vi enfundada en un impermeable rojo
con el filo de la sonrisa
cortaba en dos al día,
un meridiano delgado
como la línea que divide
lo que es
de lo que queremos.
En la mano llevaba dos perros,
un corazón y un deseo.
Ayer la vi, corriendo en los campos,
como un niño y una niña,
la risa les iba bullendo
en los pies ligeros,
Pasa todo tan rápido
ella tiene la vocación del Fénix
nacer, brillar, morir ligero.
En las manos llevan,
tierra, viento y un adiós ciego.