Por favor, déjenme dormir
eviten el diligente lavatorio
de platos y culpas, enmudezcan
sus pasos, cierren las puertas
con sumo cuidado o quédense tras ellas.
Dejen al silencio reinar lo más posible:
en él se basa el sordo mundo del sueño.
Permítanme prolongar esta pausa aparente,
donde no hay prisas y zanahorias
eternamente inalcanzables.
Esta pausa donde se ríe, llora,
vuela o se cae eternamente
en un pozo, pero nunca se toca fondo,
en fin, donde nada es definitivo.
Déjenme dormir porque ya no tengo
la inocencia de los 10, la candidez
de los 15, la ingenuidad loca de los 20,
o la energía sísmica de los 25.
Déjenme dormir porque al despertar,
un poco cada vez, encuentro al mundo
mas severo y más hostil, como el hombre
en que me estoy convirtiendo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario