La tarde se va escurriendo
en un pertinaz y terso
chorro de luz de oro.
Los autos circulan,
bocinan con furia
algo los detiene.
Pedazo de mierda
El grito resuena
ronco y claro.
Del otro auto desciende la muerte
hecha hombre, verbo y bala.
No,no,no
dicen el hombre del grito y
sus gestos hechos palabras.
En este mismo lugar, en otra tarde,
murió otro hombre, cazador
hecho presa de su presa,
y de sus garras prehistóricas.
No hubo "no" encadenados
pero si hubo la muerte,
y el grito hecho gestos.
Preferir si se es presa de las garras
o de las balas nunca importa.
En la ignorancia de la muerte
escogemos siempre la vida.
Aun en esta ciudad de pulso eléctrico,
con sus carros volcados
y sus tardes espectaculares
repleta de caos;
La escogemos sobretodo ante la muerte
y sus bestias.
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