miércoles, enero 30, 2013

Para los ojos de Aura

 

“Al fin podrás ver esos ojos de mar que fluyen,
se hacen espuma, vuelven a la calma verde,
vuelven a inflamarse como una ola”

Carlos Fuentes

Para los ojos de Aura,
un sueño y otro sueño
vividos en la oquedad de los párpados;
una luna de miel en el abismo Challenger;
los centros perfectos de los hoyos negros
para el postre de la cena,
baños de luna llena para avivar sus ojos, su marea.

Para Aura las notas más oscuras
de la tinta de las partituras de Bach.
Citas en sótanos
o pasillos de edificios públicos
en el centro de la noche.
La humedad de los cenotes
con todos sus secretos y tesoros;
la dedicatoria en morse
de Octavio Paz y su vida con la ola.

Para Aura, nadar desnuda en la materia de la
que están hechas las confesiones de los Papas.
Una casa de campo en la caverna
más antigua y más profunda;
una morada poblada de muebles bajos y sólidos
regados por todas partes,
puestos de cualquier modo,
para no verla bailar en la oscuridad,
recogiendo, a los que tropezados,
caen a sus pies.

Para Aura joyas azabache
para hacerla resplandecer,
como a una vía láctea

jueves, enero 24, 2013

No se cómo sacarte fotos

No sé cómo sacarte fotos,
de esas que se venden en las
estaciones aunque sea;
de las que se ven como con el ojo que las tomó,

Como si estuviésemos parados allí,
en medio de esa luz
tan distinta de la de ahora,
de la de siempre.

No se cómo encapsular al tiempo
en la dictadura de un cuadro,
no me sale,
     no puedo.
Cuando lo intento me distrae
la sorda inquietud de pensar que,
en ese mismo momento, la pelirroja
abriendo la puerta, los niños jugando
con pelotas en la plaza, el francotirador
exhalando muerte antes del disparo
y todo un mundo harían falta
en en ese instante,
     en ese tiempo,
          en ese cuadro,
               en esa foto.

No sé cómo sacarte fotos,
intentarlo fue jugar a los sueños absurdos,
encontrar llamas bajo la tierra,
contar todos los tatuajes del humo.
Ves?
No hay caso,
no se puede.

Porque para mi
tu eres algo que se sucede a si mismo,
constantemente;
no objeto del tiempo,
más bien tiempo del objeto,
algo completamente inasible,
perdido,
     irrecuperable,
como el aire que se expira a cada instante,
     sin notarlo siquiera.