sábado, junio 22, 2013

Manos tan distintas de las tuyas


 

Cuando mueras y hayamos llorado
las lágrimas largas del adiós
     las untuosas del deseo
          y las flacas de la falsedad…

Qué será de ellos sino colgar de las serchas
del polvo y el aburrimiento,
tejiendo el tiempo con otras texturas y colores;
expectantes a la pregunta de un cuándo
sin palabras ni respuestas:
esa próxima vez
que ceñirán tu cuerpo
por la delineada gracia de tus curvas;
quién será el próximo
para la tibieza y el salitre suave de tu sudor.
Echarán de menos, en los cantos oscuros de los cajones,
     el baile sin pausas del viento,
          el calor viajando desde el Sol
               el olor híbrido, disímil y diverso del mundo exterior.

Y hasta extrañarán estas manos,
tan distintas a las tuyas,
que las desprendieron de tu cuerpo
forzando el cerrojo de los botones,
abriendo uno a uno,
     risa breve de metal y prisa,
los dientes apretados de los zippers,
rompiendo el abrazo firme de sostenes,
deslizando algodón y seda
por la seda viva de tu cuerpo.

Será así hasta que vengan otras manos,
tan distintas de las tuyas y de las mías,
para sacarlos, tal vez lavarlos
     o simplemente quemarlos,
¿Qué más da?
Es el réquiem de tus vestidos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Good post.