jueves, junio 06, 2013

Hora dorada

El sol desciende calmo
incendiado nubes y faldas.
Hora dorada en que las ancianas
no escuchan el resonar
de sus voces de ancestro joven
dentro de los cuerpos vacíos de sus nietos.
Los bosques, las calles
los paseantes y las plazas
se disfrazan, con prisa,
del color gris y negro del otoño.
Dan ganas de tirar
lo que tenemos entre manos,
para ponerse a observar,
con todo el cuerpo,
el fogarón lento del atardecer.
Contemplar cómo los pájaros vuelven
a los oscuros árboles,
como pingüinos nadando
en un mar rojo, púrpura y dorado;
ver al Sol descender
hacia las fauces romas de los cerros
donde derrama su sangre de luz en el cielo,
para morir pintado de noche,
pintado de luto y peces blancos.

No hay comentarios.: